Las Culpables

Las Culpables de Todo

¿Qué, qué pasó?  ¿Curiositos, no?

Jenny y Don José (Pepe)

Abigail y Amelia con un señor viejito

¡Pero que cara mas chistosa la de mi abuelo!

Al muy poco tiempo de empezar a contar historias, descubrí que mi nieta recién nacida sabría muy poco de mí el día que yo no estuviera.

Yo no conocí a mi abuelo materno, pues murió pocos meses antes que yo naciera y mi abuelo paterno formó parte muy importante de mi vida recién a mis once años, cuando vino de España con la abuela para hacerse cargo de nosotros a la muerte de mi madre.

Vivimos con él un poco mas de un año y para ambos fue suficiente. Lamento hoy el no haber podido disfrutar mas de él. Gran hombre y gran abuelo, lo que tenía por nosotros era adoración y no amor.

Me regaló algunas historias de su padre y de su abuelo, que todavía recuerdo con tremendo cariño y nostalgia. Tuve la suerte después de su muerte de visitar su tierra natal y caminar por donde el caminó, comer donde el lo hizo y beber lo mismo que él. 

Eso me ayudó mucho a entenderlo y a comprender la grandeza de aquel tozudo español que vino al Perú para hacer la América. Pero me hubiera gustado muchísimo saber más de él. 

De su vida, sus penurias, sus andanzas y correrías de juventud. Y con esta idea en mente, decidí escribir historias. 

Acaba de nacer mi segunda nieta, Amelia y he vuelto a sentir lo mismo que con Abigail. Por tanto asumiré que sus necesidades de saber sobre su abuelo serán las misma de Abigail.

Para Abigail, y ahora Amelia, las grandes culpables y mi adoración también.Algunas historias son mías, otras pertenecen a mi imaginación solamente y otras son una mezcla de ambas.

Y no lo hago para que me vayan a querer más. 

No. Así como yo no podría querer más a mi abuelo Pepe. Lo hago porque sé que sentirán lo mismo que yo.

Curiosidad y obsesión por saber como fue su abuelo. 

Qué hizo, qué sufrió, qué perdió y qué ganó. 

Y probablemente mas importante, en qué pecó.

Para ustedes, Abigail y Amelia, ¡con todo mi amor!